Hoy en día, la Resistencia a la Insulina, se ha convertido en una condición cada vez más frecuente en nuestra realidad. Tiene muchas de sus raíces afirmadas en los malos hábitos de alimentación y sedentarismo; por eso, queremos enseñarte cómo altera el metabolismo de tu organismo y la importancia de hacer algo al respecto.
La insulina es una hormona importante que controla muchos procesos en el cuerpo; por lo tanto, la alteración en su funcionamiento conlleva la aparición de muchas trastornos de salud; que cada vez son mas notorios en nuestra modernidad.
Por diferentes razones, que veremos más adelante; puede suceder que nuestras células dejan de responder a la insulina como se supone que deberían hacerlo.
Esta condición se denomina Resistencia a la Insulina, y como verás es bastante común.
De hecho, un estudio de 2002 mostró que 32,2% de la población de Estados Unidos puede ser resistente a la insulina ( 1 ).
En nuestra población Chilena los datos son bastante similares; según la encuesta nacional de salud 2009 – 2010, el 36% de los chilenos presenta Resistencia a la Insulina.
En mujeres adultas con obesidad, puede estar presente hasta en un 70%; y puede estar por encima del 80% en algunos grupos específicos de pacientes ( 2 , 3 ). Adicionalmente, alrededor de un tercio de los niños y adolescentes obesos también pueden tener resistencia a la insulina ( 4 ).
Estos datos estadísticos son bastante preocupantes; sin embargo, la buena noticia es que la resistencia a la insulina puede mejorar considerablemente con los cambios saludables de estilo de vida.
- ¿Que es la Insulina?
- Entendiendo La Resistencia a la Insulina
- ¿Qué causa la resistencia a la insulina?
- ¿Cómo saber si se tiene resistencia a la insulina?
- Resistencia a la Insulina = Alteración Metabólica = Riesgo Cardiovascular
- La resistencia a la Insulina y Otras Enfermedades
- ¿Cómo mejorar la Sensibilidad a la Insulina?
¿Que es la Insulina?
La insulina es una hormona producida por un órgano llamado páncreas.
Esta hormona tan renombrada, se encarga de regular la cantidad de nutrientes que circulan en el torrente sanguíneo.
Afecta el metabolismo de los carbohidratos, las proteínas y las grasas.
Una de sus funciones principales es ayudar a que la glucosa (o azúcar), que proviene de los alimentos, pueda entrar a las células; y según sea necesario, se utilice como fuente de energía o se almacene.
De esta manera la insulina controla el metabolismo de los hidratos de carbono.
La insulina es la hormona más importante para el control de glucosa en la sangre, con efectos que van directamente a influenciar a los músculos, al tejido adiposo y al hígado; facilita el flujo de glucosa desde el torrente sanguíneo hacia los músculos o el tejido adiposo y reduce el flujo de glucosa desde el hígado hacia la sangre.
El efecto de la insulina sobre estos tejidos críticos; depende del hecho que las moléculas de insulina en el torrente sanguíneo se unan a un “receptor” en una célula del tejido muscular, adiposo o del hígado.
Este receptor activa entonces varios pasajes bioquímicos (canales o puertas); que controlan la entrada de glucosa a la célula, así como su almacenamiento y metabolismo.
Entendiendo La Resistencia a la Insulina
Para entender con claridad en que consiste la resistencia a la insulina y la alteración metabólica que genera; es necesario comprender cuál es, a grandes rasgos el comportamiento normal en nuestro organismo; para mantener el equilibrio entre insulina y azúcar en la sangre.
¿Cuál es el mecanismo fisiológico normal?
Cuando comemos una comida que contiene carbohidratos (pan, cereal, pastas, papa, dulces, etc); los niveles de azúcar en la sangre aumentan en el torrente sanguíneo.
Esta elevación es detectada por las células en el páncreas; que a continuación, se encargan de liberar la insulina en la sangre.
Posteriormente, la insulina viaja por el torrente sanguíneo; llegando a cada célula del cuerpo y diciéndoles que deben recoger el azúcar que está circulando en la sangre.
Esto se traduce en la disminución y regulación de los niveles de azúcar en la sangre; y, por lo tanto se coloca a la glucosa donde debe estar; es decir, dentro de las células para su uso o almacenamiento.
Esta función fisiológica es vital; ya que, los niveles elevados de azúcar en la sangre pueden tener efectos tóxicos, causando un daño severo a todos los sistemas del organismo; y que puede ser mortal si no se corrige.
¿Cuándo existe el problema?
Debido a diversas razones (que revisaremos más adelante); a veces las células dejan de responder de manera adecuada a la insulina como se supone que deberían hacerlo.
En otras palabras, se vuelven “resistentes” a la insulina.
Cuando esto sucede, el páncreas trata de corregirlo; y comienza a producir más insulina para disminuir y normalizar los niveles de azúcar en la sangre. Esto conduce a niveles altos de insulina en la sangre, condición que se denomina hiperinsulinemia.
Esta situación, puede pasar desapercibida; ya que, generalmente no produce síntomas, o los síntomas son poco específicos. Entonces, esta alteración metabólica se puede ir desarrollando de manera oculta por muchos años. Las células se vuelven cada vez más resistentes a la insulina; y ambos niveles, los de insulina y del azúcar en la sangre aumentan.
Eventualmente, si esta situación persiste, el páncreas no logra mantener esta producción exagerada de insulina; y las células beta del páncreas comienzan a deteriorarse.
Este deterioro progresivo, ocasiona una disminución de la producción de insulina, que genera una situación metabólica diferente; tendríamos niveles bajos de insulina y células que no responden a la poca cantidad de insulina que está disponible; lo cual puede ocasionar el aumento de los niveles de azúcar en la sangre.
Cuando los niveles de azúcar en la sangre superan un cierto límite, se hace el diagnóstico de diabetes tipo 2. De hecho, esta es una versión resumida de cómo se desarrolla la diabetes tipo 2.
La resistencia a la insulina es la principal causa de esta enfermedad crónica tan común en nuestros días y que afecta a alrededor del 9% de las personas en todo el mundo ( 5 ).
Resistencia vs Sensibilidad
Cuando hablamos de resistencia a la insulina y sensibilidad a la insulina; realmente nos estamos refiriendo a las dos caras de la misma moneda.
Si se es resistente a la insulina, entonces se tiene baja sensibilidad a la insulina. Por el contrario, si se es sensible a la insulina, entonces se tiene una baja resistencia a la insulina.
Tener resistencia a la insulina es una condición metabólica negativa; mientras que ser sensibles a la insulina es una condición positiva.
¿Qué causa la resistencia a la insulina?
La Resistencia a la Insulina puede ser causada por múltiples factores, desde genéticos, étnicos, nutricionales, ambientales y secundarios a patologías o fármacos (corticoides y otros); pero también aparece de forma fisiológica en determinadas situaciones de la vida como la adolescencia y desarrollo (por efecto de los esteroides sexuales y de la hormona del crecimiento), embarazo (secundario al lactógeno placentario) y envejecimiento (por sarcopenia y redistribución de la adiposidad).
Es importante comprender que estos factores no suelen ser causas únicas; al contrario, generalmente es la suma de múltiples de ellos lo que gatilla o desencadena el desarrollo de la resistencia a la insulina.
En la siguiente revisión, vamos a intentar profundizar en los principales factores relacionados con el desarrollo de la resistencia a la insulina:
Genéticos y Sociales
En personas con Resistencia a la Insulina, es muy frecuente encontrar antecedentes familiares de trastornos del metabolismo de los carbohidratos en la primera o segunda línea de consanguinidad.
También esta descrito que los grupos étnicos de afroamericanos, hispanos y asiáticos tienen un riesgo particularmente alto ( 6 , 7 , 8 ).
Nutricionales
En las últimas décadas, ha habido una enorme cantidad de investigación sobre los mecanismos moleculares de resistencia a la insulina; y algunas cosas han quedado claras al respecto.
La primera es que parece ser un proceso “deliberado”; las células activan vías de señalización específicas que regulan negativamente la capacidad de respuesta a la insulina.
Parece un comportamiento un poco extraño, pero la justificación se hace evidente cuando se tiene en cuenta lo que hace la insulina: impulsa la energía dentro de las células.
Entonces, la Resistencia a la insulina es la forma en que la célula dice;
“deja de enviar más energía, ya tengo demasiada!”
Es una manera de evitar los efectos negativos del exceso de energía celular.
Pero, ¿Por qué querría una célula evitar el exceso de energía? Porque, ese exceso de energía, si no puede ser gastado entonces aumenta el estrés oxidativo celular; y por ende los radicales libres que son tóxicos para la célula y favorecen su deterioro y destrucción.
De alguna manera como lo plantea este estudio “La resistencia a la insulina es un mecanismo de defensa antioxidante” ( 9 ).
Entonces, si el exceso de energía celular provoca resistencia a la insulina, ¿Que provoca el exceso de energía celular? El consumo de energía (alimento) más allá de lo que el cuerpo puede usar de manera adecuada.
Aunque tenemos un órgano especial; el tejido graso, dedicado a absorber el exceso de energía que circula para evitar que dañe a otros tejidos; resulta que, cuando la ingesta de energía excede crónicamente la cantidad de energía que está siendo utilizada, y el tejido graso aumenta; entonces comienza a hacer su trabajo con menos eficacia, lo que permite la exposición de otros tejidos a exceso de nutrientes ( 10 , 11 ).
Todo lo anterior es consistente con múltiples estudios que muestran como altas cantidades de ácidos grasos libres en la sangre causa que las células, como las células musculares, dejen de responder adecuadamente a la insulina ( 12 , 13 , 14 ). Y la principal causa de ácidos grasos libres elevados es comer demasiadas calorías y tener exceso de grasa corporal.
Aumento de peso
Comer en exceso, aumentar de peso y la obesidad están fuertemente asociados con la resistencia a la insulina ( 15 , 16 , 17 ).
Existe una estrecha relación entre el metabolismo de las grasas y la resistencia a la insulina.
En particular, la resistencia a la insulina está muy asociada a la acumulación de grasas en el abdomen (grasa visceral); es decir la grasa que se acumula alrededor de los órganos.
Las células adiposas abdominales son distintas a la grasa de cualquier otra parte del cuerpo. Obtienen y acumulan grasa (ácidos grasos) con más rapidez desde el torrente sanguíneo tras una comida; y así mismo, envían con más facilidad ácidos grasos al torrente sanguíneo en otros momentos.
Ya que la sangre fluye directamente desde los tejidos intra-abdominales hacia el hígado y que los ácidos grasos liberados por las células adiposas abdominales aumentan la producción de glucosa desde el hígado; es fácil comprender cómo la grasa intra-abdominal puede contribuir al desarrollo y permanencia de la resistencia a la insulina en el hígado, así como la formación del hígado graso ( 18 , 19 , 20 ).
Además, la acumulación de grasa en las células de los músculos por el aumento de peso y el sedentarismo, está asociada a una reducción de las vías de señalización para que la insulina cumpla su función ( 21 , 22 , 23 ).
La grasa visceral también puede colaborar a la resistencia a la insulina de otra manera:
Las células adiposas producen hormonas que son liberadas hacia el torrente sanguíneo y favorecen el desarrollo de resistencia a la insulina.
Al menos dos de estas hormonas (factor de necrosis tumoral alfa y la recientemente identificada resistina); tienen la capacidad de obstruir el efecto de la insulina en otros tejidos. Cuantas más células adiposas haya, y cuanto mayor sea su carga adiposa, más de estas hormonas se producirán.
La estrecha relación entre el metabolismo de las grasas y la resistencia a la insulina podría explicar por qué la resistencia a la insulina está asociada a trastornos lipídicos en la sangre; especialmente a niveles altos de triglicéridos y a niveles bajos de colesterol HDL.
Sin embargo, las personas con peso normal o delgadas también pueden ser resistentes a la insulina, es sólo que es mucho más común entre aquellos que tienen exceso de peso ( 24 ).
Inflamación
Cuando hablamos de inflamación y su relación con resistencia a la insulina; no nos referimos a la inflamación aguda y potente ocasionada por una lesión física; se trata de la inflamación crónica y persistente de bajo grado.
Este tipo de inflamación puede tener varios orígenes, pero vamos a referirnos específicamente a la inflamación crónica ocasionada por el exceso de energía aportado por el exceso de consumo de calorías en los alimentos y adicionalmente por el tipo de alimentos refinados industrializados a los cuales nos exponemos continuamente en la actualidad; que finalmente favorecen el exceso de peso y el depósito de grasa principalmente visceral ( 25 , 26 ).
Como revisamos previamente, el exceso de energía favorece la liberación de ácidos grasos libres en el torrente sanguíneo; y estos ácidos grasos son los principales precursores de sustancias reguladores de la inflamación, como las prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos.
Esta relación entre inflamación y resistencia a la insulina ha sido evidente en varios estudios al demostrar que medicamentos anti-inflamatorios como el ácido salicílico (Aspirina) tienen la capacidad de intervenir en el desarrollo de la resistencia a la insulina. Por ejemplo, tienen un efecto sorprendente en los diabéticos, no sólo reduciendo la glucosa en sangre, sino también aumentando la sensibilidad a la insulina ( 27 ). Se ha demostrado que el bloqueo de la inflamación de múltiples maneras previene el desarrollo de resistencia a la insulina ( 28 , 29 , 30 , 31 ).
Sin embargo, dado que la resistencia a la insulina es un mecanismo de protección contra el exceso de energía celular; suprimirla con fármacos anti-inflamatorios no es lo más recomendable.
Alteración en la Microbiota Intestinal Normal
La microbiota o flora intestinal está conformada por un conjunto de bacterias que viven en nuestro intestino, estableciendo una relación de simbiosis.
La gran mayoría de estas bacterias no son dañinas para la salud y muchas son beneficiosas; por lo que esta microbiota intestinal normal es importante para el estado de salud del organismo.
Muchas de estas bacterias en la estructura de sus membranas contienen lipopolisacaridos (LPS) o endotoxinas, los cuales tienen un gran efecto estimulante del sistema inmune. Normalmente la barrera intestinal hace un buen trabajo al mantener estas endotoxinas fuera de nuestra circulación.
Sin embargo en múltiples estudios se ha encontrado que cambios en la composición de esta microbiota; ocasionados por distintos factores, como malos hábitos de alimentación, enfermedades crónicas o abuso de medicamentos; puede alterar la permeabilidad de la barrera intestinal, permitiendo la entrada de estos LPS, los cuales desencadenan una endotoxemia metabólica que se traduce en una respuesta inflamatoria crónica, favoreciendo el desarrollo de obesidad, resistencia a la insulina y otros trastornos metabólicos ( 32 , 33 , 34 , 35 , 36 ).
Es importante tener en cuenta que esta es un área de investigación que se está desarrollando rápidamente. Aún hay muchos aspectos desconocidos y pendientes por aclarar.
Azúcares – Edulcorantes
Se llama azúcares a los carbohidratos que generalmente tienen sabor dulce, como son los diferentes monosacáridos, disacáridos y polisacáridos; aunque a veces se usa incorrectamente para referirse a todos los carbohidratos.
Algunos de estos azucares son; por ejemplo, glucosa, fructosa, galactosa, sacarosa, lactosa, maltosa.
Es importante tener los conceptos claros con respecto a este tipo de carbohidratos. Aquí, vamos a referirnos específicamente al azúcar y a la fructosa.
Azúcar
En este caso, cuando hablamos de azúcar, nos referimos a Sacarosa (azúcar común o azúcar de mesa). Aunque tienen similitudes, hay que comprender que es diferente de otros edulcorante utilizados en el mundo industrializado; como el jarabe de maíz alto en fructosa y los azúcares naturales derivados de frutas y la miel.
La sacarosa es un disacárido, es decir, se compone de 50% de glucosa, y 50% de fructosa, unidos entre sí. También, para tenerlo en cuenta, el almidón está formado por largas cadenas de glucosa que se liberan durante la digestión.
La forma de jarabe de maíz alto en fructosa que se utiliza típicamente en los refrescos es más o menos 55% de fructosa y 42% de glucosa; y la forma que se utiliza en la mayoría de otros alimentos es aproximadamente 42% de fructosa y 53% de glucosa.
El consumo de glucosa por sí solo, no se ha relacionado consistentemente con la resistencia a la insulina o el riesgo de diabetes en los estudios observacionales; por el contrario, la ingesta de fructosa ha sido recientemente asociada con la resistencia a la insulina en adolescentes. La asociación parece estar mediada principalmente por el aumento de la grasa visceral o abdominal ( 37 ).
Fructosa
El uso de la fructosa, como endulzante es relativamente reciente, extendiéndose a partir de la década de 1970. Desde entonces ha ido sustituyendo progresivamente a la glucosa como principal edulcorante industrial. Un ejemplo es el jarabe de fécula de maíz o jarabe de maíz alto en fructosa (high fructose corn syrup); que básicamente es fructosa o jarabe extraído del maíz. Este se ha constituido en el ingrediente endulzante principal en una gran cantidad de productos alimenticios pre elaborados o enlatados en países de América y Europa, debido al bajo coste de producirlo.
La evidencia sugiere que la fructosa puede ser una causa de predisposición en el desarrollo de la resistencia a la insulina en asociación con la inducción de la hipertrigliceridemia. Experimentos en animales han mostrado esta relación cuando son alimentados con dietas muy altas en fructosa o sacarosa, y los estudios en humanos también muestran esta relación, aunque con resultados contradictorios debido a la heterogeneidad de los estudios ( 38 , 39 ).
La relación entre el exceso de consumo de fructosa y el aumento del ácido úrico también ha sido confirmado como un factor de riesgo potencial para el síndrome metabólico, y la insulino resistencia / hiperinsulinemia puede estar causalmente relacionada con el desarrollo de la hipertensión arterial ( 40 ).
Adicionalmente, en las personas con sobrepeso y obesidad, un alto consumo de fructosa refinada puede exacerbar la resistencia a la insulina. En este estudio al comparar dos grupos de pacientes tomando bebidas con alto contenido de glucosa y con alto contenido de fructosa; después de 10 semanas, ambos grupos ganaron la misma cantidad de grasa corporal (~ 3%); sin embargo, el grupo de fructosa aumentó la grasa desproporcionadamente en la región abdominal (visceral), y también mostró una disminución de la sensibilidad a la insulina de 17% ( 41 ).
A tener en cuenta…
Es importante resaltar que la mayor parte de la investigación sobre el papel de la fructosa en el desarrollo de la resistencia a la insulina; está basado en el consumo excesivo de fructosa refinada como aditivo de las bebidas o alimentos; y no se ha demostrado que se comporte de la misma manera la fructosa natural proveniente de las frutas.
En general, estos estudios muestran que la ingesta muy alta de fructosa puede empeorar la resistencia a la insulina en personas con exceso de peso, pero no demuestran claramente que la ingesta de cantidades normales de fructosa pueda causar resistencia a la insulina en las que son delgadas; sobre todo, si esa fructosa proviene de fuentes naturales como la fruta fresca.
Sin embargo, puesto que el azúcar añadido (sea glucosa o fructosa) aumenta la ingesta de energía y refuerza el sabor agradable junto al valor de recompensa en la comida; entonces, puede contribuir a la resistencia a la insulina indirectamente al estimular el aumento en la ingesta de comida y la acumulación de grasa corporal en personas susceptibles ( 42 ).
Por todas las razones anteriores es recomendable evitar en lo posible el uso de azúcar añadida, ya sea sacarosa, glucosa o fructosa; o al menos disminuirlo todo lo que sea posible.
Inactividad o Sedentarismo
Muchos de los factores anteriores que están relacionados con la resistencia a la insulina; hacen énfasis en el exceso de consumo de energía favorecido por el exceso de consumo de alimentos, principalmente carbohidratos refinados; que finalmente llevan al incremento de peso y acumulación de grasa de predominio abdominal. Sin embargo, no todo tiene que ver con el exceso, también es relevante la deficiencia.
Parece cada vez más evidente que al aumentar los excesos de consumo de alimentos y las tasas de sobrepeso y obesidad; por el contrario, la actividad física en la población va en declive.
Si consumimos más energía de la que gastamos, claramente tendremos un balance positivo; que, contribuye progresivamente a la obesidad y todas las alteraciones metabólicas asociadas con ella.
Los estudios son claros en demostrar que, la actividad física aumenta la sensibilidad a la insulina, y el permanecer inactivo provoca resistencia a la insulina ( 43 , 44 ).
¿Cómo saber si se tiene resistencia a la insulina?
En general la resistencia a la insulina tiende a pasar desapercibida; pues en la mayoría de los casos es asintomática, al menos en un principio.
¿Cuándo Sospechar que se tiene Resistencia a la Insulina?
Hay algunos signos y síntomas que nos pueden hacer sospechar que tengamos resistencia a la insulina. Por ejemplo:
- Tener sobrepeso u obesidad, con ganancia rápida de peso; sobre todo si tiene una gran cantidad de grasa en la zona abdominal.
- Presentar coloración oscura o parda en zonas del cuello, la nuca y pliegues; esto se denomina Acantosis Nigricans.
- Aparición de “lunares de carne” en el cuello, que se llaman Acrocordones.
- Otros síntomas que son menos específicos, pero pueden orientar son la fatiga extrema, mareos intermitentes e irritabilidad continua.
A partir de la sospecha, se debe consultar al médico; el cual confirmará la condición a través de algunos estudios de laboratorio.
¿Qué estudios se realizan para hacer el Diagnostico?
El principal determinante del diagnóstico es el nivel en sangre de insulina en ayunas elevados.
El criterio diagnostico se define a través de una prueba llamada test de HOMA-IR; la cual por medio de una fórmula matemática calcula la relación entre el azúcar y la insulina en ayunas. En general los valores superiores a 2.6 se consideran diagnósticos de resistencia a la insulina.
También puede ser útil la realización de una prueba de tolerancia a la glucosa con carga de 75 gr de glucosa; y la medición de los valores de glicemia e insulina en ayunas y 2 horas postcarga respectivamente.
Existen otras pruebas más elaboradas para el diagnóstico como el clamp euglicémico hiperinsulinémico; pero debido a su complejidad y alto costo, solo se realiza en estudios de investigación.
Además, se debe tener en cuenta dentro del diagnóstico; la presencia de otras enfermedades asociadas y la realización de otras pruebas que generalmente están alteradas en presencia de resistencia a la insulina. Por ejemplo: ( 45 )
- Glicemia en ayunas alterada en ayunas o postcarga
- Triglicéridos elevados >150 mg/dl y colesterol HDL “bueno” bajo <40 mg/dl
- Ovario Poliquístico, Hígado graso, Hipertensión arterial.
Resistencia a la Insulina = Alteración Metabólica = Riesgo Cardiovascular
La resistencia a la insulina es la marca característica de dos condiciones muy comunes; el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2.
El síndrome metabólico es un trastorno complejo, que en realidad se manifiesta como la asociación de un grupo de factores de riesgo cardio-metabólicos que predisponen al desarrollo de enfermedad cardiovascular y diabetes.
Estos factores son: los triglicéridos elevados, niveles bajos de colesterol HDL, presión arterial elevada, obesidad central (la grasa abdominal) y azúcar alta en la sangre.
A veces, esta condición es llamada el “síndrome de resistencia a la insulina” ( 46 ).
Se sabe desde hace varias décadas que una respuesta insuficiente de los tejidos del organismo ante la insulina; es decir, resistencia a la insulina, es de gran importancia en el desarrollo de la diabetes tipo 2. ( 47 )
Más recientemente, se está observando que la resistencia a la insulina, incluso sin diabetes; está asociada a niveles altos de colesterol, aumento de la presión arterial y a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Muchas personas desarrollan resistencia a la insulina. En algunas, la producción de insulina por parte de las células beta del páncreas se reduce, provocando la aparición de diabetes. ( 48 )
En otras, aparentemente con células beta del páncreas “más sanas”; un aumento de la producción de insulina logra compensar la resistencia a la insulina y no se desarrolla la diabetes.
Sin embargo, estas personas tienen una importante alteración metabólica y un mayor riesgo cardiovascular.
Al frenar el desarrollo de la resistencia a la insulina; puede ser posible prevenir la mayoría de los casos de síndrome metabólico y de diabetes tipo 2; que son actualmente uno de los mayores problemas de salud en el mundo.
La resistencia a la Insulina y Otras Enfermedades
A medida que se han extendido las investigaciones con respecto a la resistencia a la insulina; se ha encontrado que su alteración no solo se limita al riesgo metabólico, sino que puede afectar otras áreas de funcionamiento del organismo.
Como mencionamos previamente, la resistencia a la insulina por si misma conlleva un mayor riesgo cardiovascular. ( 49 )
De hecho, las personas que son resistentes a la insulina o con síndrome metabólico tienen hasta un 93% más de riesgo de enfermedades cardiovasculares ( 50 ).
Está asociada a dislipidemia aterogénica (triglicéridos elevados, colesterol HDL disminuido y presencia de partículas de LDL pequeñas y densas); es decir, que favorece la formación de placas ateromatosas, que obstruyen los vasos sanguíneos.
Resulta interesante saber que las mujeres con el síndrome de ovario poliquístico (SOP); que a menudo sufren sobrepeso y tienen períodos menstruales irregulares y un grado de infertilidad; son resistentes a la insulina, que es un factor exacerbante en la alteración de las funciones de sus ovarios. ( 51 )
– Si se trata la resistencia a la insulina, con frecuencia se puede mejorar el ciclo menstrual y la fertilidad –
Adicionalmente, esta descrito como la resistencia a la insulina puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes gestacional; aumentando complicaciones tanto en la madre como en el bebé.
Debido al aumento de peso asociado a la resistencia a la insulina y lo que esto implica para el funcionamiento de las células hepáticas; es muy frecuente encontrar en pacientes con resistencia a la insulina, la formación progresiva de hígado graso no alcohólico; y la posibilidad de avanzar a su estado de cirrosis hepática. ( 52 )
También, se han encontrado evidencias de la relación entre resistencia a la insulina y el riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer ( 53 ).
Por último, pero no menos importante; hay evidencias que sugieren un rol importante de los niveles elevados de insulina en el inicio y progresión de tumores; lo cual se traduce en un mayor riesgo de cáncer en pacientes con resistencia a la insulina ( 54 ).
¿Cómo mejorar la Sensibilidad a la Insulina?
Como vimos al principio, existe una variedad de factores que predisponen al desarrollo de la resistencia a la insulina; los factores genéticos no podemos modificarlos, pero todos los otros factores si podemos cambiarlos.
De hecho, lo bueno de la resistencia a la insulina, es que es muy fácil de influir en ella; incluso podemos regresar a valores normales de insulina, si hacemos cambios en nuestro estilo de vida.
Vamos a revisar varias maneras de mejorar la sensibilidad a la insulina apoyadas por la evidencia:
Ejercicio: Esta la manera más fácil para mejorar la sensibilidad a la insulina; pues su efecto es casi inmediato ( 55 , 56 ).
Bajar de Peso: Tratar de perder peso, especialmente reducir la grasa abdominal profunda “visceral”; la cual aumenta considerablemente tanto el riesgo metabólico como cardiovascular ( 57 ).
Reducir la ingesta de carbohidratos: Especialmente reducir la ingesta de azúcares añadidos y carbohidratos refinados; por ejemplo, las bebidas y jugos azucarados o la comida chatarra.
Comer sano: Alimentarse con una dieta basada principalmente en alimentos enteros, naturales, sin procesar, ricos en fibra.
Ácidos grasos Omega-3: Comer ácidos grasos omega-3 ha demostrado que puede reducir la resistencia a la insulina.
Ellos también pueden reducir los triglicéridos y aumentar el colesterol bueno HDL en la sangre, que muy a menudo esta elevado en personas resistentes a la insulina ( 58 , 59 ).
Dejar de fumar: El consumo de cigarrillo ha demostrado que puede favorecer el desarrollo de resistencia a la insulina; por lo cual se recomienda dejar de fumar ( 60 ).
Suplementos: Los suplementos de magnesio pueden ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina ( 61 ).
Sueño: Existe evidencia de que la falta de sueño provoca resistencia a la insulina, por lo tanto, una mejora en la calidad del sueño debería brindar ayuda ( 62 ).
Reducir el estrés: Si es excesivo, trata de manejar tus niveles de estrés; pues ha demostrado que favorece el desarrollo de resistencia a la insulina ( 63 ). La meditación ha demostrado que puede ser útil ( 64 ).
Donar sangre: Aunque suene un poco fuera de lugar, los niveles altos de hierro en la sangre están relacionados con la resistencia a la insulina. Para los hombres y las mujeres postmenopáusicas, la donación de sangre puede mejorar la sensibilidad a la insulina ( 65 , 66 , 67 ).
La mayor parte de estas recomendaciones; son las mismas cosas que generalmente asociamos con una buena salud, una vida larga y la prevención de enfermedades.
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Es importante tener presente que, aunque todos estos cambios en los hábitos de vida se implementen de manera adecuada; es posible que en el tratamiento médico sea necesario incluir el uso de medicamentos que presten apoyo a la terapia para regular la resistencia a la insulina. Pero esa decisión solo debe ser realizada por el médico tratante.
Si Sospechas que tienes Resistencia a la Insulina, Síndrome Metabólico, Diabetes; o te han Diagnosticado alguna de estas condiciones y deseas orientación; en nuestro centro médico podemos ayudarte con tratamientos naturales, no dudes en pedir tu Hora de Atención.
Tengo resistencia a la insulina y no puedo tener bebés peso 105 kg y mido 1.50 tengo 37 años ayudeme estoy tomando medformina de 850mg ayudeme porfavor me siento cansada y triste de vivir así.
Estimada Dulce, si te encuentras en Santiago de Chile, te recomiendo que te animes a pedir una hora a través de nuestra pagina web para que podamos evaluar bien tu caso y empezar con el manejo apropiado. De lo contrario te recomiendo que asistas a control con especialista endocrinólogo y/o nutriologo para que optimice tu tratamiento con medicamento, probablemente sea necesario aumentar la dosis de la metformina e incluso combinar con otro medicamento sensibilizador de la insulina. Sin embargo lo mas importante es enfocarte en la alimentación lo mas bajo en carbohidratos posible, la realización de ejercicio progresivo, la alimentación fraccionada y la baja de peso.
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